Las naciones que participan en la Copa Mundial de la FIFA lo hacen para convertirse en el número uno del orbe. El ganador obtiene de premio la Copa FIFA (que realmente no lo es), pero antes otra estatuilla le era concedida al campeón.
Cuando se acordó instaurar el Mundial a partir de 1930, dos años antes el presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet propuso que al triunfador absoluto de la justa se le diera una obra de arte. También se estableció que el país que gane la Copa del Mundo tres veces, sin necesidad de ser consecutiva, se quedará en perpetuidad con el galardón. La moción fue aprobada y se le encargó al escultor parisino Abel Lafleur diseñar el trofeo.
Lafleur creó una estatuilla con la forma de Niké, la diosa griega de la victoria, que sostenía la boca de una copa, que a su vez simulaba ser un balón. La obra fue hecha de plata chapada en oro sobre una base de piedra preciosa. Pesaba 3.8 kilos (8.4 libras) y medía 35 centímetros (14 pulgadas).
Uruguay organizó el primer Mundial de fútbol y ganó el certamen, por lo que fue el primer poseedor de la copa llamada originalmente ‘Victoria’. Italia conquistó la Copa del Mundo en 1934 y 1938 antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial y se quedó con el galardón.
Mientras estaba en desarrollo el conflicto bélico, Ottorino Barassi, vicepresidente de FIFA y presidente de la Federación Italiana de Fútbol, sacó el trofeo de un banco donde estaba resguardada y lo escondió en una caja de zapatos debajo de su cama, todo para evitar que fuera un botín de guerra.
La paz volvió tras 1945 y los Mundiales se reanudaron en 1950 con Brasil como sede. La copa volvió a estar en poder de la FIFA para que Jules Rimet la entregara (de forma por demás vertiginosa) a los uruguayos que ganaron su primer título del orbe desde 1930. Alemania Occidental la obtuvo en 1954 en Suiza. Cuatro años después, los brasileños al fin la ganaron en Suecia y la mantuvieron por otro periodo al conquistarla en Chile 1962.
Antes, Jules Rimet murió en 1956, por lo que FIFA rebautizó a la Copa Victoria con el nombre de su anterior mandamás. Para 1958, el trofeo tuvo una reforma al cambiarle su base por una de lapislázuli. En cada uno de los cuatro lados de la bases se colocaron placas doradas en las que estaban grabadas el nombre del trofeo y los de sus vencedores.
En Inglaterra 1966 la Copa Jules Rimet tuvo otro momento bochornoso. Mientras era expuesta en el Westminster Central Hall, fue robada. Scotland Yard y el resto de la policía británica armó un fuerte operativo para dar con el trofeo. Siete días después del hurto, un perro llamado ‘Pickles’ la encontró envuelta en periódico y semienterrada en un jardín del Sur de Londres. En lo deportivo, los ingleses ganaron el Mundial y se quedaron con la copa.
Hay una leyenda que a la fecha despierta sospechas. La Football Association creó una réplica de la Copa Jules Rimet como medida de seguridad. Décadas después, en 1997, la subastaron por 254 mil 500 libras esterlinas. Su alto precio hizo pensar que era el trofeo real. FIFA la revisó y determinó que sólo se trataba de una copia.
En el Mundial de México 1970, Brasil ganó la copa real y se la quedó en propiedad perpetua al ser la tercera vez que lo conquistaba (de todas formas, fue su última Copa del Mundo al darse la final entre brasileños e Italia). Los sudamericanos guardaron el galardón en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol.
Sin embargo, en diciembre de 1983, unos rateros entraron en la Confederación y se apoderaron del trofeo. La copa nunca fue recuperada, aunque se arrestaron y juzgaron a cuatro hombres presuntamente involucrados en el robo. La versión más aceptada del paradero de la Copa Jules Rimet remite a que pudo ser fundida.
Así fue la historia azarosa de la Copa Victoria, más conocida como la Copa Jules Rimet.
Hasta la próxima.
Cuando se acordó instaurar el Mundial a partir de 1930, dos años antes el presidente de la FIFA, el francés Jules Rimet propuso que al triunfador absoluto de la justa se le diera una obra de arte. También se estableció que el país que gane la Copa del Mundo tres veces, sin necesidad de ser consecutiva, se quedará en perpetuidad con el galardón. La moción fue aprobada y se le encargó al escultor parisino Abel Lafleur diseñar el trofeo.
Lafleur creó una estatuilla con la forma de Niké, la diosa griega de la victoria, que sostenía la boca de una copa, que a su vez simulaba ser un balón. La obra fue hecha de plata chapada en oro sobre una base de piedra preciosa. Pesaba 3.8 kilos (8.4 libras) y medía 35 centímetros (14 pulgadas).
Uruguay organizó el primer Mundial de fútbol y ganó el certamen, por lo que fue el primer poseedor de la copa llamada originalmente ‘Victoria’. Italia conquistó la Copa del Mundo en 1934 y 1938 antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial y se quedó con el galardón.
Mientras estaba en desarrollo el conflicto bélico, Ottorino Barassi, vicepresidente de FIFA y presidente de la Federación Italiana de Fútbol, sacó el trofeo de un banco donde estaba resguardada y lo escondió en una caja de zapatos debajo de su cama, todo para evitar que fuera un botín de guerra.
La paz volvió tras 1945 y los Mundiales se reanudaron en 1950 con Brasil como sede. La copa volvió a estar en poder de la FIFA para que Jules Rimet la entregara (de forma por demás vertiginosa) a los uruguayos que ganaron su primer título del orbe desde 1930. Alemania Occidental la obtuvo en 1954 en Suiza. Cuatro años después, los brasileños al fin la ganaron en Suecia y la mantuvieron por otro periodo al conquistarla en Chile 1962.
Antes, Jules Rimet murió en 1956, por lo que FIFA rebautizó a la Copa Victoria con el nombre de su anterior mandamás. Para 1958, el trofeo tuvo una reforma al cambiarle su base por una de lapislázuli. En cada uno de los cuatro lados de la bases se colocaron placas doradas en las que estaban grabadas el nombre del trofeo y los de sus vencedores.
En Inglaterra 1966 la Copa Jules Rimet tuvo otro momento bochornoso. Mientras era expuesta en el Westminster Central Hall, fue robada. Scotland Yard y el resto de la policía británica armó un fuerte operativo para dar con el trofeo. Siete días después del hurto, un perro llamado ‘Pickles’ la encontró envuelta en periódico y semienterrada en un jardín del Sur de Londres. En lo deportivo, los ingleses ganaron el Mundial y se quedaron con la copa.
Hay una leyenda que a la fecha despierta sospechas. La Football Association creó una réplica de la Copa Jules Rimet como medida de seguridad. Décadas después, en 1997, la subastaron por 254 mil 500 libras esterlinas. Su alto precio hizo pensar que era el trofeo real. FIFA la revisó y determinó que sólo se trataba de una copia.
En el Mundial de México 1970, Brasil ganó la copa real y se la quedó en propiedad perpetua al ser la tercera vez que lo conquistaba (de todas formas, fue su última Copa del Mundo al darse la final entre brasileños e Italia). Los sudamericanos guardaron el galardón en la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol.
Sin embargo, en diciembre de 1983, unos rateros entraron en la Confederación y se apoderaron del trofeo. La copa nunca fue recuperada, aunque se arrestaron y juzgaron a cuatro hombres presuntamente involucrados en el robo. La versión más aceptada del paradero de la Copa Jules Rimet remite a que pudo ser fundida.
Así fue la historia azarosa de la Copa Victoria, más conocida como la Copa Jules Rimet.
Hasta la próxima.