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domingo, 20 de noviembre de 2011

El síndrome Guillain-Barré



En esta ocasión salimos de los temas deportivos para hablar de una enfermedad poco común, pero que puede paralizar a quien lo padece por el fenómeno del cuerpo que se agrede a sí mismo.

Este mal, denominado como síndrome Guillain-Barré, Guillain-Barré-Strohl o parálisis de Landry (en honor a Jean Landry, Georges Guillain, Jean Alexandre Barré y André Strohl, los primeros que la detectaron y clasificaron, entre los siglos XIX y XX), es un trastorno en el que el sistema inmunológico del cuerpo ataca a parte del sistema nervioso periférico.

Cuando el síndrome aparece los primeros síntomas son distintos grados de debilidad y sensación de cosquilleo, principalmente en las piernas. Más tarde se expanden al torso y brazos. Después de un tiempo, que puede oscilar entre horas y semanas, la languidez se intensifica hasta quedar casi inmovilizado. En situaciones así la vida peligra por las afectaciones a la respiración, presión sanguínea y ritmo cardiaco.

El Guillain-Barré puede afectar a cualquier persona, sin importar sexo y edad, aunque se manifiesta más en gente con edades de entre 30 y 50 años. Un individuo afectado por este mal necesita hospitalización.

No existe una cura concreta contra esta enfermedad, aunque hay terapias que ayudan a paliar sus efectos. Una es la plasmaféresis (método de procesamiento de la sangre donde los glóbulos rojos y blancos se separan del plasma); la otra es la inmunoglobulina (consistente en inyecciones intravenosas de proteína que el sistema inmunológico utiliza para atacar a los agentes patógenos invasores). La primera ha resultado más efectiva contra el síndrome.

Este mal es difícil de diagnosticar debido a que sus síntomas iniciales son parecidos a los de otras enfermedades. Aunque el desenlace fatal es latente, son raros los casos que acaban en la muerte. No obstante, puede haber secuelas físicas y psicológicas.

Los científicos aún no determinan qué detona el Guillain-Barré o porqué a ciertas personas se les desarrolla y a otras no. Lo que sí se conoce es que el sistema inmunológico del cuerpo se ataca a sí mismo mediante la destrucción de la mielina que rodea a los axones de las neuronas (las células del cerebro). Con el axón, la neurona puede transmitir señales nerviosas a todo el cuerpo, pero si queda dañada, la comunicación se hace defectuosa.

Al no haber vínculo entre las neuronas y el resto de los músculos, estos últimos pierden la capacidad de responder a las indicaciones cerebrales. El cerebro también percibe menos señales sensoriales (el famoso sentido del tacto). Cuando esto ocurre, primero surge cosquilleo en pies y manos hasta extenderse al resto de las extremidades, preludio de la parálisis casi total.

Como se comentó antes, no existe una evidencia exacta de qué lo provoca, pero en la mayoría de las personas afectadas, previamente padecieron problemas en vías respiratorias o gastrointestinales. También se ha visto que el mal se desarrolló tras la aparición de agentes infecciosos específicos (Cytomegalovirus, Campylobacter jejuni, Mycoplasmas pneumoniae y el virus Epstein-Barr) o como trastorno después de una cirugía o inyección de una vacuna.

Así es el síndrome Guillain-Barré. Para más informes puede consultar en las siguientes direcciones:


Queda también la invitación a cuidarse y respetar a la Madre Naturaleza para que se mantenga una buena salud. Cerramos con una frase del filósofo chino Confucio:

‘Si sirves a la Naturaleza, ella te servirá a ti’.

Hasta la próxima.