Hace unos días se escuchó la intención de FIFA de aplicar un mecanismo para hacer más entretenida la fase de grupos de la Copa del Mundo. La idea consiste en eliminar los empates, y en caso de darse uno tras 90 minutos, sacar al ganador mediante una serie de penales. También se considera revivir el formato del gol de oro en tiempos extras.
Hubo quienes recibieron con agrado tal postura. Otros fueron más escépticos, hasta lo vieron como una cortina de humo a fin de eludir lo más posible el debate sobre uso de la tecnología en el fútbol soccer.
Mucho se ha dicho que el balompié vive como un deporte con reglas obsoletas, que para hacerse más atractivo necesita ‘esto’ o ‘aquello’. Pero realmente casi nadie se atrevió a irse sobre la situación de los empates, si realmente son útiles, fomentan la alta competencia o la mediocridad del juego.
Seamos honestos, cuando inicia un partido los dos equipos en el campo tienen cada uno el punto que vale igualar en el marcador. De ellos depende conservarlo hasta el final, sumarle dos unidades más (ganar) o irse en blanco (perder). Los futbolistas lo tienen bien claro en un sistema de round robin (todos contra todos) con puntos.
En este fútbol moderno a diversos entrenadores se les ha acusado de ‘resultadistas’ por su conservadurismo de no ser más ambiciosos e ir por los triunfos. Escudados en el ‘empatismo’, ese conformismo se ha vuelto perenne en el deporte, pues siempre es mejor sacar la igualdad que perder, y en la historia se han dado algunos empates memorables.
La tendencia al ‘puntismo’ provocó el surgimiento del Catenaccio, un sistema defensivo perfeccionado por los italianos en los años sesenta del Siglo XX, consistente en aguantar atrás y apostar a los contragolpes para sacar victorias. La meta es ganar como sea, y un objetivo intermedio es empatar. Su uso atenta contra el deporte-espectáculo, pero se ha vuelto recurrido en diversas partes del orbe.
Hicimos un estudio sobre la cantidad de igualadas y su porcentaje en las últimas dos temporadas. Se tomó como muestras a la FA Liga Premier inglesa, la Liga Española, y la Liga Mexicana (Ligamex).
En la campaña 2008-09, los 20 equipos de la Premier acumularon 194 empates, un promedio de 0.255. Para la 2009-10, ese número se redujo a 192, con un porcentaje de 0.253.
Lo opuesto ocurrió en España. En la temporada de 2008-09 la cantidad de juegos empatados por los 20 conjuntos de Primera División fue de 166, promedio de 0.218. Pero en la 2009-10 se disparó a 190 partidos igualados con 0.250 por ciento.
Y en la Liga-Mex pasó un fenómeno curioso. En el periodo 2008-09 (que incluye los torneos Apertura 2008 y Clausura 2009), la cantidad de empates fue mayor a la de victorias de los 18 equipos de su máximo circuito: 208 igualadas, promedio de 0.340. Hubo en total apenas 202 victorias (porcentaje de 0.330).
Para el lapso del 2009-10 (Apertura 2009 y Bicentenario 2010), la situación cambió. Se dieron 154 juegos empatados, promedio de 0.252. En contraste, el total de triunfos subió a 229 (0.374 de porcentaje).
Vivimos la era del ‘empatismo’, que también se puede denominar como el periodo del fútbol muerto o el balompié aburrido. La idea de FIFA no es mala, empero no la debe limitar únicamente a la Copa del Mundo. Sano sería que se extienda a todo el deporte, previa aprobación de la International Board. Sin embargo, hay que hacer más.
No es sólo eliminar la figura del empate, sino cambiar el sistema de puntos. Ideal sería que en torneos de round robin la victoria valga cuatro unidades en vez de tres; si se da una igualada, irse a tiros de penal para sacar al ganador, pero ese triunfador sólo obtiene un punto; perder en tiempo regular o desde las 12 yardas (11 metros) no da unidades.
Un régimen sin juegos igualados y con más valor a los triunfos, hará que la mentalidad conformista de los entrenadores simpatizantes con el Catenaccio, vaya a la baja. Será lo mejor.
Hasta la próxima.
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