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domingo, 28 de julio de 2013

El camino a la gloria ‘celeste’



Se acerca la Copa del Mundo de fútbol de Brasil 2014, y es un buen momento para recordar la mayor sorpresa en la historia de la competición. Su protagonista venía de un pequeño país oriental, ataviado en el color celeste: Uruguay.

El sendero de los uruguayos hacia el Mundial de Brasil 1950 fue sencillo. En la eliminatoria tenían que enfrentar a Paraguay, Ecuador y Perú. Sin embargo, estos dos últimos no compitieron, por lo que charrúas y guaraníes calificaron automáticamente.

Ya en el Campeonato Mundial, la suerte siguió del lado de la Celeste. Sólo se midió con Bolivia (otro sudamericano) en la fase de grupos. Le pasó por encima a los andinos con un categórico triunfo de 8-0 el dos de julio en Belo Horizonte, con ‘hat trick’ de Óscar Míguez.

Así avanzó a la ronda final, un sector único donde se enfrentarían al local Brasil, más España y Suecia en formato de todos contra todos. Por aquellos días, ganar un partido daba dos puntos en lugar de tres como se hace en el presente, mientras los empates otorgan una unidad.

La Celeste enfrentó primero a España y empató a dos el nueve de julio en Sao Paulo. Cuatro días después, se topó con los suecos y se impusieron 3-2, también en suelo paulista.

Hasta ese momento, con dos partidos disputados el grupo final iba así:

Equipo
Ganados
Empatados
Perdidos
Puntos
Brasil
2
0
0
4
Uruguay
1
1
0
3
España
0
1
1
1
Suecia
0
0
2
0

Sólo aspiraban al título el anfitrión y Uruguay. Sin bien los charrúas no habían perdido un solo juego y que tenían en su palmarés dos centros olímpicos y uno mundial, eran tachados como víctimas seguras de los locales. El público, así como la prensa brasileña ya calificaba a su selección como 'campeona' antes de tiempo.

Llegó el 16 de julio. Previamente, Suecia derrotó 3-1 a España y se quedó con la tercera posición. Entonces vino el turno estelar en el estadio Mario Filho de Río de Janeiro, más conocido como ‘Maracaná’. Había una asistencia de 199,954 espectadores. El juego Brasil-Uruguay definiría al campeón pese a no ser una final propiamente dicha.

Los brasileños se adelantaron al minuto 47 por medio de Friaca. La fiesta aumentaba de tono, pero se dio un cambio en el libreto. Juan Schiaffino, al 66, empató el cotejo. No era para preocupar, el empate igual hacía campeón del mundo a Brasil… siempre que Uruguay no hiciera otro gol.

Y eso fue justo lo que sucedió para desgracia del público presente en ‘Maracaná’. Alcides Ghiggia, con un potente disparo que superó al portero Barbosa al minuto 79, le daba la ventaja a la Celeste. Uruguay remontó en gran parte porque fue liderado de forma gallarda por su gran capitán, Obdulio Varela ‘el Negro Jefe’.

El juego terminó y los charrúas consumaban la hazaña. Eran campeones del mundo por primera vez desde 1930. Sin embargo, todo el estadio carioca estaba en silencio, con la gente incrédula y triste. Hubo hasta suicidios. Mientras reinaba la confusión, Varela le tuvo que ‘arrebatar’ la copa de campeón a Jules Rimet, el ya anciano presidente de la FIFA.

Así quedó el grupo final:

Equipo
Ganados
Empatados
Perdidos
Puntos
Uruguay
2
1
0
5
Brasil
2
0
1
4
Suecia
1
0
2
2
España
0
1
2
1

Después de este logro, Alcides Ghiggia agrandó su leyenda respecto al ahora conocido como ‘Maracanazo’ con la siguiente frase:

Al Maracaná lo silenciaron tres personas: el Papa, Frank Sinatra y yo.

Hasta la próxima.