Y ante ello nos preguntamos ¿por qué es tan común en el ser humano la costumbre de fastidiar al de junto?
Es difícil encontrar una razón, aunque podemos apreciar a cuatro factores que lo detonan: diversión; rito de aceptación social; marcación de territorio; y arma con fines políticos.
Es sabido que a los homo sapiens les encanta jugar porque tienen la necesidad de entretenerse con una actividad que satisfaga sus necesidades lúdicas. Más tarde deriva en los desafíos contra sus semejantes, animales irracionales o la naturaleza, y así surge el deporte de competencia.
Pero ese proceso en varios casos degenera en situaciones donde se obtiene placer de un momento incómodo para un tercero. Hay individuos que encuentran divertido hacer comentarios de mal gusto referentes al perfil social, étnico, sexual, de preferencias variadas o hasta por la complexión física de las personas, sobretodo porque vienen reacciones de enojo que a la vista de otros son ‘simpáticas’.
Un ejemplo es un famoso video del Internet llamado ‘Pinche Perro Gacho’, en el cual un anciano es molestado por un grupo de chicos que siempre le gritan que se suba a la banqueta y se carcajean con las respuestas léperas del vagabundo.
Vinculado con lo ‘divertido’ que representa molestar a un tercero, está el legado tribal persistente en la infinidad de agrupaciones que conforman las grandes sociedades de la actualidad.
Recordemos que ‘grupo’ es una pluralidad de individuos que forman un conjunto, con una conducta colectiva, costumbres y actividades específicas. O como definió el sociólogo francés Georges Gurvitch: “Unidad colectiva real y parcial, directamente observable y fundada sobre actitudes colectivas, que tienen una obra común que cumplir”.
Regresando al tema central, los conjuntos de humanos tienes sus propios hábitos y en varios de ellos la aceptación de nuevos miembros está condicionada a tareas específicas para demostrar que son ‘dignos’ de pertenecer a la agrupación. Algunas de esas 'misiones' consisten en causar un perjuicio a otro ser. Estas conductas sobretodo son frecuentes en camarillas de las escuelas.
No sólo fastidiar a otras personas es un rito de iniciación para un novato en un clan, es un modo de diversión para sus miembros. Retomando los rasgos de las antiguas tribus y de los instintos naturales de animales irracionales y racionales, los grupos delimitan ‘sus’ espacios.
Pero si surge un personaje ajeno al conjunto y se coloca cerca, por el simple hecho de entorpecer la visualización del territorio con su presencia, se hace ‘acreedor’ de una ráfaga de insultos y otros comentarios despectivos, todo con el fin de que se aleje. De manera implícita se molesta a la gente para demostrar la supuesta ‘superioridad’ sobre ella.
La acción de fastidiar a terceros ha sido algo tan natural entre los homo sapiens que fue usado en escenarios extremos, donde la violencia verbal se convierte en física y las consecuencias llegan a ser funestas. Es el caso de los reventadores y grupos de choque o porros, personas y conjuntos armados por entes políticos cuyo fin es el de fragmentar manifestaciones pacíficas, atacar a un contrario en la carrera por el poder y socavar su credibilidad.
Otras formas de molestar
El incomodar a otros ha ido en evolución en los últimos tiempos. La era del Internet y las redes sociales causó la aparición de los denominados ‘trolls’, personas dedicadas a irritar a terceros en la red de redes por medio de mensajes incendiarios y controversiales, cuyo fin no difiere mucho de los cuatro factores básicos para molestar. El verbo 'troleo' ha pasado a ser también un sinónimo de 'fastidiar' sin estar en un contexto de comunicación virtual.
A nivel escolar surgió en los últimos años el fenómeno del 'bullying', un tipo de acoso con uso indiscriminado de la violencia verbal y física. Los chicos que realizan este acto de forma sistemática contra otros logran los objetivos de divertirse, ser aceptados en grupos e imponer su figura autoritaria para marcar territorio.
Pero los alcances del acoso escolar han alarmado a las autoridades en varios países e iniciaron estudios para conocer a profundidad al 'bullying' y atacarlo de fondo.
De vuelta a la búsqueda de placer con el fastidio ajeno, hay gente que incluso pone a disposición de otras sugerencias sobre cómo hacerle la vida imposible a un tercero.
¿Qué hacer?
Es muy difícil erradicar esa tendencia a molestar al de al lado. Ya viene en la idiosincrasia de los seres humanos. Lo único posible es limitarlo con educación, tanto en el hogar como en la escuela, aprender a respetar a los demás. Bien decía el ex Presidente de México, Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno, es la paz”.
Hasta la próxima.