Laura encontró en los clavados
una pasión. Kayla lo halló en el judo. Ambas empezaron en sus respectivos
deportes desde que eran adolescentes y mostraron talento en ellos. El sueño de
una medalla en Juegos Olímpicos se empezaba a construir.
Entonces vinieron dos
acontecimientos que cambiaron sus vidas. Laura sin darse cuenta, se enamoró de
su propio entrenador, a quien también veía como un padre. Incluso tuvieron
aventuras amorosas a pesar de ser ella menor de edad.
Kayla, en cambio, experimentó el
infierno en la Tierra. Con apenas 16 años de edad, sufrió abusos sexuales de su
propio mentor en el judo. Fue una situación tan traumática que contempló la
idea de cortar de tajo con la carrera deportiva, y hasta con su propia vida.
El calvario de Laura comenzó
cuando su madre descubrió dibujos donde se hacían referencias al romance entre
la joven clavadista y su técnico. Denunció ante la prensa un aparente caso de
abuso sexual y estupro, lo cual llevó a un estresante pleito entre madre e
hija. El entrenador de Laura fue expulsado de por vida del deporte de alto
rendimiento.
Justo cuando todo estaba
tenebroso, a Kayla la salvó su novio. Le contó la pesadilla que padecía, y la
convenció de hablar. Denunció a su verdugo y éste acabó en la cárcel. La judoka
se mudó de casa, al tiempo que cambió de entrenador para retomar con nuevos
bríos su carrera deportiva.
Laura tuvo que seguir adelante. Su
viejo entrenador y amante aún la dirigía desde la clandestinidad. La clavadista
batalló dentro de su país y en giras internacionales para sobresalir. Mientras,
su técnico demandó a quienes lo inhabilitaron por difamación. Los tribunales le
dieron la razón, por lo que recuperó su anterior estatus. No obstante, lo
persigue la mala fama por este lío.
Kayla viajó a los Juegos Olímpicos
de Londres 2012. En representación de Estados Unidos, acabó por ganar el título
de la categoría femenil menor a 78 kilos para darle a su país el primer oro del
judo olímpico de su historia.
A pesar de todas las
tribulaciones, Laura se casó con su entrenador ya como mayor de edad. Se
mantuvo en un nivel competitivo constante. Fue a Londres 2012 como una veterana
con la etiqueta de ‘acabada’. Pero ella y su mentor diseñaron una estrategia
que les dio resultados. Contra todo pronóstico, ganó bronce en trampolín de
tres metros individual para México
Cada deportista sigue un camino
áspero en la búsqueda de la gloria inmortal. Los dioses, como creían en la
Grecia antigua, premian a quienes demuestran dedicación y juego limpio en pos
de la victoria. El Olimpo sólo está reservado para unos cuantos. Ahora Laura y
Kayla se han hecho merecedoras de ese reconocimiento.
Hasta la próxima.
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