Uno de los orgullos de Escocia, junto a sus majestuosos castillos y tradición gaitera, es el viejo juego de los palos, el golf. Como todo deporte también tiene su punto de partida y ‘Catedral’. Nos referimos a St. Andrews y al campo Old Course.
La relevancia del lugar la definió a la perfección el célebre jugador Jack Nicklaus cuando aseguró: “Si un golfista quiere ser recordado, tiene que ganar en St. Andrews”.
En la costa Este de Escocia se encuentra el considerado ‘hogar del golf’, pues según algunas evidencias ahí se empezó a jugar alrededor del año 1400. Durante un tiempo el deporte fue prohibido, pero tras levantarse la veda en 1552 se retomó su práctica.
Old Course, un campo de par 72 con 6,721 yardas, es el más legendario de todos los terrenos para practicar el juego de los bastones y los hoyos. Tiene como rasgo significativo el punte Swilcan, con una antigüedad estimada en 700 años.
Para 1574 Old Course tuvo su primera práctica de golf registrada en la historia, no obstante que los historiadores del juego dudan de la longevidad real del campo y estima que posiblemente fuera usado para el deporte de los palos mucho antes del siglo XVI.
Al principio sólo tenía un fairway, pero la popularidad del golf lo hizo abrir un segundo, aumentar los greenes y acortar dos hoyos. Originalmente contaba con 12 concavidades, 10 de las cuales se jugaban en sentido de las manecillas del reloj y a la inversa, lo que daba como resultado un campo de 22 hoyos.
En 1764, de nueva cuenta cambió el trazado de la ‘Catedral’. Los primeros cuatro huecos se unieron para dejar dos, con lo que el número final de agujeros quedó en 18. Se cree que a partir del Old Course se adoptó como medida estándar que se disputen esa cantidad de agujeros, a la fecha vigente en el juego.
Otro detalle singular que presenta el histórico campo son sus siete greenes compartidos; sólo los huecos 1, 9, 17 y 18 son solitarios.
Un momento clave se dio en St. Andrews un poco antes, en 1754, cuando se fundó la Sociedad de Golfistas de St. Andrews, un club local que con el tiempo adquirió fuerza, tanto que para 1834 el Rey William IV le concedió la categoría de ‘real’ y pasó a llamarse Royal and Ancient Golf Club of St. Andrews (R&A).
Por increíble que suene durante más de 20 años el gran desafío de los golfistas en la ‘Catedral’ fue la presencia de conejos. En 1797, el Ayuntamiento de St. Andrews perdió el control de los Links por bancarrota, y los pobladores encontraron vía libre para la crianza de roedores en los alrededores. El conflicto fue conocido como las ‘Guerras Conejo’.
La ‘batalla’ entre jugadores y roedores se resolvió en 1821 cuando un terrateniente llamado James Cheape de Strathtyrum compró un terreno exclusivamente para tener ahí a los conejos.
Para 1860 se empezó a disputar un torneo anual que reuniría a los mejores jugadores de Escocia e Inglaterra, en un principio llamado Belt Championship o Desafío Belt, aunque no se jugó en el Old Course de St. Andrews, sino en el Prestwick Golf Club de South Ayrshire.
En dicho certamen, Willie Park Senior conquistó el título en tres rondas con un total de 174 golpes, dos menos que el segundo lugar, el legendario Tom Morris Sr. Con el pasar de los años el Belt Championship adquirió su nombre actual: The Open o el Abierto Británico, el más viejo de los Majors del golf.
Desde 1860 y salvo 1871, Prestwick fue la sede del torneo, hasta que en 1873 por fin se trasladó al Old Course de St. Andrews al asumir el control del mismo la Royal and Ancient. Desde entonces se acordó que el hogar del torneo sea rotatorio entre campos escoceses, más tarde extensivo a los ingleses.
Para la edición 1873, Tom Kidd fue el ganador en lo que significó la aparición de la emblemática competencia en el ‘hogar del golf’. En aquella oportunidad, las condiciones climáticas alteraron al evento que sólo pudo disputar dos rondas. Kidd pegó en la primera 91 y en la segunda 88 golpes para llevarse el galardón por encima de Jamie Anderson (91 y 89).
Ya en 1897, la influencia de la R&A le permitió convertirse en la responsable de velar por las reglas del golf, así como modificarlas, lo cual evalúa cada año.
El Abierto Británico, que sólo se realiza en la cuna del golf en un intervalo de cinco años en promedio, no es el único evento del juego que se hace en el Old Course. Los domingos usualmente se cierra el lugar para ‘descansar’ al césped y que los habitantes de los Links y St. Andrews lo visiten.
Aparte del Open, la ‘Catedral’ alberga el Abierto Británico femenil, el Dunhill Links Championship (evento del Tour Europeo) y los torneos amateurs St. Andrews Links Trophy y el St. Rule Trophy.
Muchos golfistas han pasado por el histórico campo, pero de entre ellos los más notorios son Bob Martin, J.H. Taylor, James Braid, Jack Nicklaus y Tiger Woods, con más de un título del Major en la casa del juego.
Los latinos también han hecho su parte. En 1984 el español Severiano Ballesteros se convirtió en el primer hispanoparlantes en ganar el Open en St. Andrews. Mientras, la mexicana Lorena Ochoa conquistó el Abierto femenil en Old Course en el 2007 para ser, además, la primera mujer en lograr un título ahí, pues por años fue considerado ‘sólo para varones’.
Esto es a grandes rasgos el Old Course de St. Andrews, la ‘Catedral’ de la ‘cuna del golf’.
Hasta la próxima.
La relevancia del lugar la definió a la perfección el célebre jugador Jack Nicklaus cuando aseguró: “Si un golfista quiere ser recordado, tiene que ganar en St. Andrews”.
En la costa Este de Escocia se encuentra el considerado ‘hogar del golf’, pues según algunas evidencias ahí se empezó a jugar alrededor del año 1400. Durante un tiempo el deporte fue prohibido, pero tras levantarse la veda en 1552 se retomó su práctica.
Old Course, un campo de par 72 con 6,721 yardas, es el más legendario de todos los terrenos para practicar el juego de los bastones y los hoyos. Tiene como rasgo significativo el punte Swilcan, con una antigüedad estimada en 700 años.
Para 1574 Old Course tuvo su primera práctica de golf registrada en la historia, no obstante que los historiadores del juego dudan de la longevidad real del campo y estima que posiblemente fuera usado para el deporte de los palos mucho antes del siglo XVI.
Al principio sólo tenía un fairway, pero la popularidad del golf lo hizo abrir un segundo, aumentar los greenes y acortar dos hoyos. Originalmente contaba con 12 concavidades, 10 de las cuales se jugaban en sentido de las manecillas del reloj y a la inversa, lo que daba como resultado un campo de 22 hoyos.
En 1764, de nueva cuenta cambió el trazado de la ‘Catedral’. Los primeros cuatro huecos se unieron para dejar dos, con lo que el número final de agujeros quedó en 18. Se cree que a partir del Old Course se adoptó como medida estándar que se disputen esa cantidad de agujeros, a la fecha vigente en el juego.
Otro detalle singular que presenta el histórico campo son sus siete greenes compartidos; sólo los huecos 1, 9, 17 y 18 son solitarios.
Un momento clave se dio en St. Andrews un poco antes, en 1754, cuando se fundó la Sociedad de Golfistas de St. Andrews, un club local que con el tiempo adquirió fuerza, tanto que para 1834 el Rey William IV le concedió la categoría de ‘real’ y pasó a llamarse Royal and Ancient Golf Club of St. Andrews (R&A).
Por increíble que suene durante más de 20 años el gran desafío de los golfistas en la ‘Catedral’ fue la presencia de conejos. En 1797, el Ayuntamiento de St. Andrews perdió el control de los Links por bancarrota, y los pobladores encontraron vía libre para la crianza de roedores en los alrededores. El conflicto fue conocido como las ‘Guerras Conejo’.
La ‘batalla’ entre jugadores y roedores se resolvió en 1821 cuando un terrateniente llamado James Cheape de Strathtyrum compró un terreno exclusivamente para tener ahí a los conejos.
Para 1860 se empezó a disputar un torneo anual que reuniría a los mejores jugadores de Escocia e Inglaterra, en un principio llamado Belt Championship o Desafío Belt, aunque no se jugó en el Old Course de St. Andrews, sino en el Prestwick Golf Club de South Ayrshire.
En dicho certamen, Willie Park Senior conquistó el título en tres rondas con un total de 174 golpes, dos menos que el segundo lugar, el legendario Tom Morris Sr. Con el pasar de los años el Belt Championship adquirió su nombre actual: The Open o el Abierto Británico, el más viejo de los Majors del golf.
Desde 1860 y salvo 1871, Prestwick fue la sede del torneo, hasta que en 1873 por fin se trasladó al Old Course de St. Andrews al asumir el control del mismo la Royal and Ancient. Desde entonces se acordó que el hogar del torneo sea rotatorio entre campos escoceses, más tarde extensivo a los ingleses.
Para la edición 1873, Tom Kidd fue el ganador en lo que significó la aparición de la emblemática competencia en el ‘hogar del golf’. En aquella oportunidad, las condiciones climáticas alteraron al evento que sólo pudo disputar dos rondas. Kidd pegó en la primera 91 y en la segunda 88 golpes para llevarse el galardón por encima de Jamie Anderson (91 y 89).
Ya en 1897, la influencia de la R&A le permitió convertirse en la responsable de velar por las reglas del golf, así como modificarlas, lo cual evalúa cada año.
El Abierto Británico, que sólo se realiza en la cuna del golf en un intervalo de cinco años en promedio, no es el único evento del juego que se hace en el Old Course. Los domingos usualmente se cierra el lugar para ‘descansar’ al césped y que los habitantes de los Links y St. Andrews lo visiten.
Aparte del Open, la ‘Catedral’ alberga el Abierto Británico femenil, el Dunhill Links Championship (evento del Tour Europeo) y los torneos amateurs St. Andrews Links Trophy y el St. Rule Trophy.
Muchos golfistas han pasado por el histórico campo, pero de entre ellos los más notorios son Bob Martin, J.H. Taylor, James Braid, Jack Nicklaus y Tiger Woods, con más de un título del Major en la casa del juego.
Los latinos también han hecho su parte. En 1984 el español Severiano Ballesteros se convirtió en el primer hispanoparlantes en ganar el Open en St. Andrews. Mientras, la mexicana Lorena Ochoa conquistó el Abierto femenil en Old Course en el 2007 para ser, además, la primera mujer en lograr un título ahí, pues por años fue considerado ‘sólo para varones’.
Esto es a grandes rasgos el Old Course de St. Andrews, la ‘Catedral’ de la ‘cuna del golf’.
Hasta la próxima.
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